jueves, 1 de noviembre de 2007

vida del segundo

Bueno, como todos los lectores de este blog saben, estoy viviendo en Salamanca para estudiar derecho, y como todo estudiante pues estoy viviendo en un piso de alquiler. Está en un edificio donde sólo nos conocemos los vecinos de vernos la cara por las escaleras y algunos porque llaman a las tantas de la noche diciendo que hacemos demasiado ruido un viernes por la noche... (pero eso es otra historia)
Lo que hoy vengo a contar es la historia del vecino del segundo un hombre, ya mayor que siempre se para para saludarme porque parece ser que somos unos pocos los que hablamos con este hombre ya jubilado desde hace tiempo y por tanto cansado de la monotonía de sus paseos. Siempre que me lo encontraba me empezaba a hablar con la misma frase "fíjate, con 89 años y viviendo en un segundo piso sin ascensor" y yo siempre le contestaba con lo mismo "pero si está usted en perfecto estado, ¿cómo lo hace para mantenerse así?" y él siempre me decía que intentaba no aburrirse y buscar siempre el Sol (para estar calentito por la tarde)

Hasta hoy, que me lo volví a encontrar en las escaleras esta mañana y esta vez su frase había cambiado "fíjate, con 90 años y las escaleras que me toca subir". Claramente yo le pregunté si era su cumpleaños y el me contestó que sí. Parece ser que hoy tenía más ganas que de costumbre por hablar (todavía no calentaba demasiado el Sol en la plaza) Y fue entonces cuando me contó su vida y yo le escuché.
El nació en Salamanca lugar en el que pasó gran parte de su vida. Nació en una familia pobre (me contó que en alguna ocasión sus padres dependieron de la caridad de la familia y amigos) pero tuvo la suerte de ser ambicioso y por eso entró como aprendiz de herrero en Vitigudino (por lo visto el herrero le hacía aprender e ir al colegio, le dio comida y casa, siendo para él como una segunda familia)
Llegó la Guerra Civil española y muy a su pesar le tocó luchar en el bando franquista porque según él, su familia tenía esos ideales y Salamanca era tierra del Caudillo (no me dio a entender si apoyó totalmente la dictadura o no, tampoco quise entrar en esa materia)
Por suerte para él le duró 2 años (el tercero pudo entrar a hacer trabajo de oficina y nunca le mandaron al frente) Terminada la Guerra y viendo como quedó la sociedad y que no había dinero decidió irse a vivir a Suiza, desde donde envió dinero a su familia.
Se casó al volver y crió ocho hijos (estaba contento de todos menos de uno que por lo visto sigue viviendo con él porque no trabaja)
Nunca bebió ni bebe alcohol, dice que gracias a eso pudo ahorrar y comprarse el piso en el que actualmente vive.
Por último me recordó eso de "no esperaba vivir tanto". Espero que viva más. Para un vecino que se lleva bien con nosotros XD

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta la historia si señor, dadle cariño a ese hombre, que unas pocas palabras no cuesta nada oirlas ni darlas y alegran un dia. (Fer)